Tercera Conferencia Euro-mediterránea
Atenas, Grecia, 18-20 de julio de 2015
¡Solidaridad con el pueblo de Grecia!
¡Abajo la troika formada por la UE, el BCE y el FMI!
¡Los capitalistas deben pagar la crisis de su sistema!
¡Ruptura con el liderazgo de Tsipras y sus partidarios en otros países!
¡Por una solución revolucionaria internacionalista a la crisis!
Resolución final
Los participantes en la Tercera Conferencia Euro-mediterránea, convocada en Atenas, Grecia, por el Centro Socialista de los Balcanes “Christian Rakovsky” y la web RedMed entre los días 18 y 20 de julio de 2015, hacemos un llamamiento a la clase obrera internacional y a todos los oprimidos del mundo para mobilizarse y expresar con su acción la solidaridad con las masas populares y los trabajadores griegos, sometidos al ataque continuado y creciente por parte de la odiada troika imperialista formada por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
Denunciamos el nuevo y bárbaro “programa de rescate” de canibalismo social impuesto a Grecia por la troika, dirigida por el gobierno alemán CDU/SPD de Merkel/Schäuble/Gabriel con la complicidad del resto de gobiernos capitalistas europeos.
Saludamos la permanente resistencia heroica de los trabajadores y los pobres griegos -en particular de la joven generación- poderosamente manifestada en la movilización masiva del 3 de julio y el triunfo del NO con un 62 por ciento de los votos en el referéndum contra el chantaje de las “instituciones” imperialistas y la campaña de intimidación sin precedentes de todos los medios de comunicación, tanto en Grecia como en todo el mundo, y el cierre de los bancos griegos por el BCE.
Condenamos inequívocamente la traición de la voluntad popular expresada en la victoria del NO/OXI y la capitulación del gobierno de coalición de Syriza y ANEL, dirigido por Tsipras, al firmar un “programa de austeridad” incluso peor, destinado a fracasar política y económicamente.
Apoyamos a todas las fuerzas obreras y populares que, dentro o fuera de Syriza, rechazan ese pacto vergonzoso de rendición a los gangsters del capital internacional, que supone convertir a Grecia en un protectorado de la UE dirigido por un gobierno “de los dispuestos”, purgado de toda oposición de izquierda, antidemocrático, rehén de las fuerzas de la reacción burguesa nacional e internacional.
La dramática intensificación de la crisis política y económica en la Eurozona, centrada en Grecia, marca una nueva etapa en la crisis global del capitalismo que estalló en 2007/8.
Los giros febriles de la situación y los agudos zigzags a derecha e izquierda evidencian el abrupto deterioro de la crisis y la rápida aceleración del enfrentamiento entre fuerzas de clase irreconciliables. Hemos sido testigos durante el último mes –y todavía continúa- de una guerra de clases total, dirigida ferozmente por la UE imperialista, el BCE y el FMI contra las empobrecidas masas populares griegas, primera batalla contra los pueblos de toda Europa.
Este golpe de estado político-financiero prueba claramente la naturaleza imperialista de la Unión Europea y profundiza el proceso de desintegración de la propia Unión, así como el de la declinante democracia burguesa.
Incluso el protagonista de esta contrarrevolución europea, la Alemania imperialista, con la demostración de todo su extremado sadismo político y social, no puede estar satisfecha o sentirse segura tras la pírrica victoria. Destruir a un débil primer ministro griego dispuesto a rendirse no es lo mismo que romper el potencial de resistencia social o el espíritu de lucha de un pueblo oprimido, pero todavía orgulloso, rebelde y valiente, que hace muy poco ha humillado a la troika y a las clases dominantes de Grecia y Europa.
Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, ha resumido a la perfección todos los temores de las burguesías alemana y europea:
“La retórica febril de los dirigentes de extrema izquierda, unida al alto desempleo juvenil en muchos países, puede ser una combinación explosiva. En mi opinión, el ambiente es similar al de la Europa posterior a 1968”, afirma. “Puedo percibir, quizás no un estado de ánimo revolucionario, pero sí algo parecido a una impaciencia generalizada. Cuando la impaciencia se convierte en un sentimiento no individual, sino socialmente compartido, estamos ante el prólogo de las revoluciones”. (Financial Times, 17 de julio de 2015).
La firma por parte de Tsipras del tratado de capitulación –caracterizado como “una lista de horrores” incluso por la revista alemana Der Spiegel- no puede celebrarse como el “fin de la historia”, de la misma forma que ahora vivimos el fin del último “fin de la historia”, proclamado por el imperialismo en 1991. Llegarán nuevas e inesperadas sorpresas.
La burguesía alemana, apoyada por completo por la socialdemocracia, “consiguió” agudizar todas las rivalidades imperialistas dentro y fuera de Europa.
Fuera del continente, esto se expresó -pero no se limitó a ello- en el conflicto agudo entre el FMI y la UE -en realidad, entre los Estados Unidos y Alemania- sobre la insostenible deuda griega y la necesidad de una “reducción de la deuda”, aunque el FMI reclama y reclamaba -con más fuerza incluso que los Estados Unidos- la más draconiana austeridad en Grecia. La administración Obama no ha ocultado su temor de que el “Grexit” supusiera un “riesgo sistémico global” (Jack Lew, Secretario del Tesoro de Estados Unidos), especialmente teniendo en cuenta que la economía norteamericana todavía lucha contra la crisis y se prepara para un posible aumento de los tipos de interés.
El informe actualizado del FMI del 14 de julio hace estallar el “acuerdo” forzado, firmado unos días antes en Bruselas, al predecir como muy probable el aumento de la deuda griega al 200 por ciento del PIB en 2018 y pedir una “moratoria de pago durante 30 años para hacerla sostenible”, tremenda muestra de la agudeza del conflicto entre Europa y Estados Unidos.
En Europa, las protestas hipócritas de Matteo Renzi en la Eurocumbre manifiestan la preocupación de la sobreendeudada Italia capitalista de ser el próximo objetivo de Berlín.
De manera diferente, lo mismo puede aplicarse a la Francia imperialista. El viejo eje franco-germano de la integración capitalista europea basada en el Tratado de Maastricht de 1991 se rompió hace tiempo, tras la crisis abierta en 2008, con Francia hundida en el sobreendeudamiento, la desindustrialización y el descontento social generalizado. Aunque François Hollande y su gobierno neoliberal “socialista” han ejercido como un instrumento más de la presión imperialista y el chantaje sobre Grecia -a pesar de las ilusiones alimentadas por Tsipras y Syriza- han tenido que tomar ciertas distancias respecto a la tortura de la delegación griega impuesta por Schäuble y han pedido un “Grexit temporal”.
El euro como moneda común fue desde el principio un proyecto propuesto por la burguesía francesa y Alemania lo aceptó solo con reservas sobre la base de su reunificación, sacando provecho de una zona de libre comercio absolutamente necesaria para su economía, fundamentalmente exportadora. Ahora los franceses ven a Schäuble proponiendo con agresividad un “Grexit” como primer paso para desmantelar la misma unión monetaria, manteniendo la UE como una zona de libre comercio. En apariencia, bajo los golpes de la crisis mundial y de una nueva ola de recesión generalizada, Alemania vuelve al viejo plan de Schäuble de “una Europa de varias velocidades” en torno a un núcleo duro al norte de los Alpes -una Europa alemana inaceptable para sus rivales imperialistas. En tales condiciones, en círculos del gobierno francés se ha hablado de los choques más brutales en décadas en las últimas reuniones del Eurogrupo y la Eurocumbre entre los intereses franceses y alemanes -concretamente desde 1991, cuando Alemania propuso la separación unilateral de Croacia y Eslovenia de Yugoslavia, abriendo la caja de Pandora.
El incidente de Schäuble gritando a Mario Draghi del BCE muestra que las tensiones crecen rápidamente y que las fuerzas centrífugas están despedazando por completo el proyecto de la UE. Con acierto, Wolfgang Münchau tituló su comentario en el Financial Times del 3 de julio “Los brutales acreedores de Grecia han demolido el proyecto de la Eurozona”.
En realidad, es el conjunto del proyecto de la UE lo que se enfrenta a la dinámica de la disolución. Este proyecto, después del acontecimiento histórico de la desaparición de la Unión soviética en 1991, tuvo como objetivo estratégico la expansión al centro y al este de Europa y los Balcanes, la recolonización total del antiguo espacio soviético y, de esta forma, la integración capitalista de Europa en torno a un eje franco-alemán para hacer posible la lucha de la UE por la hegemonía en el mundo caótico de la postguerra fría. La unificación monetaria de países con estructuras sociales y económicas muy diferentes y desiguales fue un intrumento necesario en esta estrategia.
La implosión de la globalización del capital financiero en 2007-2008 ha sacado a la superficie todas las contradicciones internas acumuladas dentro de ese proyecto y ese espacio histórico, incluyendo todos los defectos de la arquitectura del euro, que, en última instancia, reflejan la contradicción fundamental entre la internacionalización de la economía y los Estados-nación, contradicción irresoluble sobre bases capitalistas.
En el sur de la UE y en su frontera oriental, las tragedias griega y ucraniana señalan la ruina del grandioso proyecto del imperialismo europeo.
En cada uno de sus aspectos dentro del cuadro global, la crisis griega, cuyo clímax presenciamos, es la manifestación de la nueva etapa en que entra la crisis capitalista mundial.
¿Y ahora qué? ¿Qué deben hacer la clase obrera y las masas empobrecidas de Grecia y Europa en esta escalada de guerra social? Esta es la pregunta decisiva.
Venciendo el impacto inicial, la confusión y el abrumador sentimiento de traición por parte de sus dirigentes, incluso los sentimientos de desesperación, los contingentes más combativos del proletariado de Grecia deben tomar la iniciativa, pero no solo esto: resulta más necesario y vital que nunca el apoyo activo y la participación en una lucha unida de todos los sectores destrozados por la crisis y la austeridad en Grecia y en toda Europa, occidental y oriental, así como en un espacio más amplio, en primer lugar en los Balcanes, los países de la antigua Unión Soviética y Oriente Medio. Este es el mensaje de la Tercera Conferencia Euro-mediterránea.
La clase obrera internacional y el movimiento revolucionario, todos los movimientos populares del planeta que luchan por la emancipación de la barbarie del capitalismo y el imperialismo deben aprender las lecciones de Grecia.
Con el fin de evitar la derrota y la capitulación, es más evidente que nunca que no hay un camino reformista para cambiar la Unión Europea imperialista y sus instituciones. Esta jaula de acero del capital, esta prisión de los pueblos, ha de ser destruida por la movilización masiva de todos los oprimidos y remplazada por una unificación real y socialista del continente, desde Lisboa a Vladivostok.
Para evitar la derrota, para avanzar hacia la victoria y la emancipación social, está claro que no existe posibilidad de un compromiso de clase con el capital en crisis con el fin de “humanizar el capitalismo”; no hay un camino nacional, pacífico, parlamentario, reformista para una salida del canibalismo social de la “austeridad”; la única alternativa es un frente unido de clase de los oprimidos, la organización, la revolución social, el poder obrero sin burócratas y el socialismo internacional.
Hacemos un llamamiento a todos los que luchan contra el imperialismo y el capitalismo, sea cual sea su tradición política, pero intransigentes en su lucha contra los explotadores y los opresores; a todos aquellos que rechazan seguir a una izquierda acomodaticia, hundida en una retórica vacía, en el propagandismo abstracto, el electoralismo, la autoproclamación sectaria o el sindicalismo apolítico: unamos nuestras filas en una lucha internacional común para abrir una vía revolucionaria alternativa al desastre social que alimenta la desesperación, pero que también fortalece el autoritarismo y la brutalidad estatal, la amenaza del fascismo, la xenofobia y todas las formas de racismo.
Tenemos que elaborar colectivamente un programa de liberación social y un plan de acción para organizarlo y llevarlo a la práctica. Por nuestra parte, ahora más que nunca, proponemos apasionadamente las siguientes líneas fundamentales:
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El pueblo ha de romper todos los tratados de rendición a la “austeridad” permanente que pretenden salvar los bancos y el capital global.
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¡Por la abolición unilateral de la deuda!
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Contra el terrorismo de los bancos, ¡nacionalización del sistema bancario bajo control de los trabajadores y creación de un banco público independiente del BCE de Draghi!
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¡Expropiación de los expropiadores! Los capitalistas y los oligarcas deben pagar la crisis de su sistema. ¡Toda la producción en manos de los trabajadores!
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¡Fuera todos los gobiernos capitalistas de la UE, instrumentos de la troika! ¡Abajo el gobierno burgués de los capituladores en Grecia! ¡Abajo los gobiernos de Renzi, Hollande/Valls, Rajoy, Coelho, Cameron y los demás! ¡Rompamos la máquina del estado policial y todos los aparatos represivos! ¡Todo el poder político a los trabajadores, organizados en consejos y asambleas obreros y populares!
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¡Abajo la “Europa fortaleza” que extermina a los migrantes después de haber producido las guerras y políticas de hambre que los expulsa de sus países! ¡Abajo todas las formas de racismo, populismo de extrema derecha y fascismo! ¡Viva la lucha por la libertad y la justicia de los explotados y los oprimidos de todo el mundo!
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¡Abajo la UE/USA imperialistas, la OTAN y las guerras imperialistas! ¡Por el pan, el trabajo, la paz y la libertad!
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¡Construyamos organizaciones revolucionarias entre las masas, independientes de todos los burócratas, de los reformistas y de los colaboracionistas de clase!
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¡Resolvamos la crisis de la izquierda en Europa ganando a la vanguardia a la tarea de construir un partido revolucionario en cada país y una internacional revolucionaria!
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¡Construyamos una Internacional real, revolucionaria, combativa de los trabajadores y todos los oprimidos!
¡Hacia el socialismo mundial, por la emancipación universal, por una humanidad sin explotación, opresión ni humillación de unos seres humanos por otros!
Julio de 2015