This is a political statement coming from inside Venezuela on the coup attempt instigated by imperialism and the threat of a civil war in the country. The statement has been sent to us by Opción Obrera, a revolutionary Marrxist grouping that is a sister organisation to the DIP and EEK, the parties behind RedMed. The Plataforma Revolucionaria de Lucha – Aragua (Revolutionary Platform of Struggle – Aragua) is a local group of revolutionary militants struggling in the State of Aragua in federal Venezuela. Opción Obrera is affiliated with this group and is in political agreement with the statement itself.
Venezuela no se negocia
Evitemos que se llegue a una sangrienta guerra civil
El origen del golpe –en proceso– fue planeado por el Departamento de Estado norteamericano junto a la extrema derecha de la oposición al gobierno. La oposición de derecha pretende justificar un posible baño de sangre culpando a Maduro y su empeño en mantenerse al mando del gobierno.
Para el lapso de sesiones de 2019, y aprovechando que el 10 de enero Maduro asumía su nuevo período presidencial, la Asamblea Nacional decide venderse al imperialismo yanqui. Trump escogió de su seno al títere Guaidó para armar la tramoya del golpe de estado. De esa forma toda esa caterva opositora traiciona al país pues representan intereses opuestos a los de Venezuela, más allá de cualquier intercambio leguleyo.
El golpe de estado contra Venezuela es también en contra de toda América Latina porque representa para el imperialismo yanqui la pretensión de aniquilar toda muestra de resistencia a su injerencia, violando la autodeterminación de los pueblos y decretando el robo descarado de nuestros recursos.
En ese sentido, es iluso pensar que el gobierno de Trump, el cual apoya al príncipe heredero de Arabia Saudita, quien mandó a asesinar y luego disolver el cuerpo del periodista árabe Khashoggi, y rechaza a la emigración latina de su patio trasero, pueda venir en nombre de la democracia y con ayuda humanitaria.
De igual manera, el desespero de un sector de los venezolanos por el desastre causado por quienes han conducido al país, les ha hecho creer que la oposición, ahora sí, va a recuperar a Venezuela de la estruendosa crisis que padece.
El colosal desprestigio de Maduro y su equipo se debe a su responsabilidad en llevar al país a la ruina, lo cual no admiten y por el contrario, ante su debilidad, se mantiene compartiendo el poder y beneficiando cada vez más a las camarillas y los altos mandos militares, pero la oposición de derecha al no ser capaz de responder al descontento mayoritario del país, se presta como socio menor, y así compartir las migajas que les permita el mayor poder en el mundo, el más bestial, el más asesino, el gobierno de los EEUU, quienes para una invasión directa o intervención con mercenarios y estúpidos gobiernos aliados, ¿les importará un carajo un baño de sangre en Venezuela? Sólo los frena hasta cierto punto, las consecuencias dentro de su país por sus posibles bajas.
Maduro no representa ningún socialismo, todo lo contrario. No hay un camino intermedio entre socialismo y capitalismo, entre lo que desea y lo que hace realmente el gobierno de Maduro, que es más y más capitalismo. Sus medidas han llevado al país y a su movimiento político al barranco.
Es importante señalar que siempre ha existido una guerra económica en contra de los trabajadores por parte de los patronos públicos y privados, extranjeros y criollos, en la cual todos los gobiernos han sido sus cómplices, antes y después de 1999; hoy con Maduro, no es la excepción.
Del mismo modo, el estamento militar siempre ha ejercido su papel como garante de sus gobiernos, su función es hacer cumplir el orden, en especial sobre los trabajadores, adicionalmente en el actual gobierno se enriquecieron mediante la corrupción.
Por otra parte, Rusia y China pueden aprovecharse de nuestra situación y favorecer limitadamente a Venezuela de acuerdo a sus intereses, pero no se van a inmolar por nosotros. Ellos defienden los suyos y pueden enfrentarse a EEUU pero no por Venezuela.
La carta sobre la mesa para recuperar el país la tienen los trabajadores
La clave para salvar la economía no la tienen los gringos, tampoco la tienen los militares, la tienen los trabajadores con su control de todas las fábricas; es la única garantía para ponerlas a producir y reactivar la economía para recuperar a Venezuela.
Nuestras respuestas hoy son decisivas para no seguir sobreviviendo, muriendo por falta de todo o emigrando, y por otro lado, evitar que se desate una guerra con intervención extranjera asesina por parte del ejército norteamericano y el apoyo de los gobiernos lacayos de Duque y Bolsonaro.
Todo esto se remite a los siguientes dilemas
¿Se necesita importar? Sí, ¿pero qué?
¿Se necesita invertir o disponer de los recursos? Sí, ¿cuáles?
¿Se necesita hacer un plan económico para producir? Sí, ¿quién lo realiza?
¿Necesitamos un salario los que producimos la riqueza del país, los trabajadores? Sí, ¿cuál debe ser?
Hasta ahora, y en esta soberbia crisis, peor aún, no se importa lo necesario e indispensable, sino lo que enriquece al importador y su encubridor, los capitales salen de los dineros del Estado o del que se deposita en la banca. El gobierno y la banca deciden a quienes favorecen para comerciar y especular. Los resultados son la falta de producción y la falta de asistencia para todos los servicios a la comunidad; lo crítico y sin arreglo son los servicios de gas doméstico, agua potable, el transporte, electricidad y la salud.
A pesar de los inmensos recursos del país, nuestra única salida para recuperarnos de la quiebra es que el comercio exterior (la importación) debe ser nacionalizado, del mismo modo crear una banca única, para determinar las prioridades de país y con base a eso, importar e invertir para producir. Esto sólo puede ser realizado con el control de los trabajadores de esas áreas, elegidos en asambleas democráticas, con entrega de cuentas de la gestión y en todo momento ser revocables por los que los eligieron, asimismo todas las empresas estratégicas del país, en especial la petrolera. De igual modo, el no pago de la deuda y el dinero usado en beneficio del país. Igualmente, los trabajadores deben tener un salario que cubra la canasta básica familiar.
Abajo las negociaciones, para el pueblo no debe haber secretos
El diálogo o la negociación secreta entre los dos bandos, gobierno y oposición de derecha –ambos, reiteramos–, es para intentar levantar una economía quebrada por ellos mismos que desmanteló al país a partir de dilapidar los extraordinarios ingresos petroleros, y no será a partir de reconocer el valor de la fuerza de trabajo sino a costa de ésta, es decir, depreciándola aún más. Todos los presupuestos, planes o proyectos son semejantes, sólo se diferencian en ritmo y de administración, precios altos, inversión extranjera, más endeudamiento, pagos de deudas, más importación, libre control de cambio. Ninguno favorece a los trabajadores ni a la producción vital para el país.
La paz que anhelan todos los patronos, tanto públicos como privados, es con los trabajadores para que no protesten por salarios y con las comunidades para que no reclamen por falta de servicios.
El diálogo que habrá que imponer será sobre los salarios y la contratación colectiva, y no para negociarlos sino para equipararlos mínimamente al valor de la cesta básica familiar.
El embargo a los ingresos por la venta de petróleo
Es de vida o muerte para el país la defensa de la industria petrolera (PDVSA) desde la perforación, refinación y distribución; esto sólo lo pueden hacer los trabajadores y su milicia armada, por sus conocimientos y su experiencia, tomando la industria para ponerla a producir y a defenderla, sin burócratas ni militares. Es la única perspectiva de éxito.
Ante una intervención u ocupación del país se debe responder o resistir con una milicia popular autónoma y armada, en cada fábrica y en cada comunidad.
No a los diálogos secretos.
Restitución de las contrataciones colectivas confiscadas por el gobierno.
No al pago de la fraudulenta deuda externa y confiscación del capital de los corruptos.
Nacionalización de las principales empresas de la economía, bajo control de sus trabajadores, sin burócratas ni militares.
Nacionalización del comercio exterior y de la banca; por una banca única para disponer de esos recursos para las necesidades urgentes del pueblo y del país.
Por un salario mínimo vital, igual a la canasta básica familiar y la escala móvil de acuerdo a la inflación.
No a la criminalización de la protesta obrera y popular.
Estamos contra toda indiferencia hacia la situación de Venezuela y somos incondicionales ante ella contra las pretensiones del imperialismo.