Venezuela logró detener la arremetida paramilitar realizada principalmente a través de la frontera con Colombia, así como en la frontera con Brasil, comandada por el Departamento de Estado de los EEUU, sus ayudantes los presidentes lacayos latinoamericanos y su títere Guaidó.
Lo primero a destacar es que el golpe de Estado sigue en proceso, fracasó la provocación del intento del 23F, por ahora, pero sigue en pie como prioridad derrotar al golpe y continuar enfrentando toda posibilidad de invasión militar.
El recule momentáneo del plan dirigido por el grupo de Lima se debió a su falta de apoyo, no se sublevó ningún sector del país como ellos esperaban, hubo concentraciones de oposición a la asquerosa intervención gringa, se dieron movilizaciones y demostraciones de repudio en casi todo el mundo contra la invasión, el otro punto crucial fue la cohesión del ejército venezolano que continuó siendo garante del gobierno de Maduro, calcularon mal.
Es necesario derrotar al golpe de Estado
Sí bien Maduro es el principal responsable político por la situación actual, no se puede permitir que, a través de un golpe de Estado, Venezuela pase a manos del gobierno norteamericano, el más criminal del mundo, en ese sentido la prioridad inexcusable es la defensa del país, tenga el gobierno que sea, ningún gobierno extranjero va a venir a arreglar Venezuela sin anteponer sus intereses, no puede ser de otra manera.
Inclusive, la torta que ha puesto Maduro y su gabinete no nos exime de la defensa del gobierno nacional en contra del golpe de Estado y una intervención extranjera. Hay que definir el enemigo inmediato, esto no indica en ningún momento, abandonar nuestras luchas.
El nefasto papel de la seudo izquierda
Llamar a un golpe de Estado que promueve una invasión militar como injerencismo o intervencionismo es embellecer la situación, esto es criminal. Los oportunistas de todo tipo, acostumbran a no comprometerse o no tomar partido, no precisan las cosas, prefieren confundir, desviar, opacar la tentativa criminal del golpe cocinado por el Departamento de Estado norteamericano, le llaman populares a las movilizaciones dirigidas por fascistas pagos. Una movilización no solo depende de sus integrantes sino de su dirección y su objetivo real.
Acostumbrados a chupar de todas las situaciones, su fin es continuar colándose con quien consideran el mejor postor, en este caso la derecha proimperialista y retrógrada, compartiendo escenarios, participando de sus movilizaciones o actos, acompañando a la vetusta burocracia sindical o a las nuevas organizaciones políticas de corte fascistoide, compartiendo banderas. Son unos liquidadores que sabotean la orientación revolucionaria.
Pedir un referendo popular, elecciones libres, con organismos consensuados o acordados entre los golpistas y los que tienen al país arruinado, es una burla para los trabajadores, además es ingenuo pensar que estos dos bandos permitan una elección a gusto de la izquierda. La única posibilidad de una elección libre, es primero que todo, con cárcel para los golpistas.
Esta “izquierda” apoltronada siempre se cobijó bajo la sombra de la inmensa renta petrolera, que cubría o daba para casi todo, recogió de sus migajas cuando no se pudo arrimar o aprovechar de su sombra y le toca tomar una decisión concreta en la lucha de clases, mira para otro lado, lo que esfuncional al bando golpista burgués.
Hablan en nombre de la democracia. ¿Cuál democracia? ¿La de los adecos y los copeyanos? O peor aún ¿La de sus herederos los grupos fascistas o la del PSUV? ¿O una mezcla de ambas? Esos son los elementos que existen, con sus leyes, constituciones, reglamentos, tribunales, jueces, policía y la GNB.
Es ridículo acudir al pueblo y pedir que ellos decidan, en nombre de una democracia real inexistente, cuando un golpe dirigido por el Departamento de Estado del gobierno Yanqui divide al país, promoviendo una guerra fratricida.
Un caso concreto es la Intersectorial de Trabajadores de Venezuela, una respuesta organizativa nacida recientemente de las luchas legítimas de trabajadores de empresas e instituciones del Estado, sobre todo del sector salud y educación, quienes han revivido gremios tradicionales cuyos dirigentes pertenecen a la vieja burocracia sindical adeca copeyana, parte de la llamada izquierda comparte esta coordinación sin denunciar, ni luchar por desnudar y derrotar esa componenda de esos viejos burócratas ligados con los partidos políticos de la ultraderecha golpista y proimperialista.
Qué tipo de gobierno proponemos
La única posibilidad, para sacar de la situación de ruina total a la economía del país, tiene que ser a través de un gobierno de venezolanos no subordinados a intereses foráneos.
Debemos luchar en la calle contra los problemas reales del país aprovechando las libertades democráticas posibles, y no enredar o tapar dichos problemas. Sabemos que la democracia que existe es de clases, sin embargo, peligra en estos momentos de golpe por una posible guerra intestina con ayuda de la derecha tradicional y una invasión militar.
La salida política a la crisis tiene que ir acompañada con propuestas económicas para reactivar la producción en todos los sectores estratégicos esenciales y opuesta a las que realiza el gobierno actual y a las proyectadas en el “plan país” del autoproclamado gobierno paralelo progringo, ambas van en contra de los trabajadores.
La planificación y su orientación para el desarrollo de la economía tiene que ser sustentada en:
- Nacionalización y unificación de la banca.
- Nacionalización del comercio exterior.
- Nacionalización total de las empresas estratégicas sobre todo PDVSA, todas, incluidos los puntos 1 y 2, bajo control de los trabajadores elegidos en asambleas, con entrega de cuentas y revocables en todo momento, este control obrero debe tener acceso a los libros sobre la producción y sobre la administración.
- El no pago de la deuda externa.
- Salario mínimo vital de acuerdo a la canasta básica familiar, escala móvil de salarios y la contratación colectiva. Toda acción presupuestaria tiene que estar bajo este marco o conjunto de medidas macroeconómicas.
Tras 100 años de vivir parasitariamente de la renta petrolera, la crisis capitalista mundial hizo lo propio en Venezuela y fundió la economía, como consecuencia padecemos una quiebra histórica. Ahora bien, para salir de esta situación, estamos obligados a refundar al país, sentar nuevas bases para gobernar, por lo tanto, es imperativo revocar a los constituyentistas y forjar una Nueva Asamblea Constituyente Autónoma, Soberana y Plenipotenciaria, en lo absoluto parecida a las anteriores, por encima de todos los poderes, en particular el ejecutivo.
Los delegados electos deben ocuparse a tiempo completo a esta asamblea, deben tener un salario igual al promedio de un trabajador calificado, así se garantiza que no es un privilegiado por el cargo. Todo aumento de salario debe ser para todos los trabajadores,
No a la conciliación de clases
El gobierno por ahora llama a dialogar hasta con los golpistas, pretende mediante la conciliación o ahora llamado diálogo, entre mercaderes, negociar los recursos del país, y el principal son sus trabajadores, convertir a toda Venezuela en un “commoditie”. Eso es lo que buscan y eso es lo que tenemos que combatir.
Con elecciones, con asamblea nacional, con constitución o sin ellas, la única forma de romper los lazos con el imperialismo y su dominación es a través de la implementación de las propuestas mencionadas anteriormente. Esa es la base para producir buscando el desarrollo armónico e integral del país para satisfacer las necesidades de los trabajadores de la ciudad, del campo y de las comunas.
El eje central de la Plataforma Revolucionaria de Lucha Aragua, como izquierda auténtica, tiene como objetivo concreto el Socialismo, a pesar de la apropiación fraudulenta de ese término por parte del gobierno. Para lograr una vía hacia la liberación de la economía, superar los obstáculos y el despegue real del país, la única forma de ser soberanos, es haciéndonos dueños de los medios de producción y estableciendo un gobierno de los trabajadores.