A continuación, compartimos dos textos de los compañeros del DIP de Turquía con respecto a la destitución, por mandato administrativo, de tres alcaldes metropolitanos del Kurdistán turco, efectuada por el Ministro del Interior, y su reemplazo, a nivel administrativo, por los gobernadores de las provincias en cuestión. Corresponden al mes de agosto. El sistema político-administrativo turco está históricamente moldeado según el sistema francés clásico (es decir, pre-UE) de centralismo unitario, de modo que los gobernadores de las 81 provincias de Turquía (la contraparte de los departamentos en Francia) son simplemente funcionarios del estado central, cuyas carreras pueden también incluir, y a menudo lo hacen, el puesto de jefe de policía, o los puestos de gobernante y superintendente de policía, ambos vinculados al ministerio del interior. Así, la nueva configuración implica que la administración de las tres ciudades de Diyarbakır, Van y Mardin será ejercida por la administración central, prácticamente aboliendo, para estas tres provincias principales, el así llamado sistema municipal o sistema de gobierno local, que ha sido un pilar histórico de la burguesía turca. De hecho, para encontrar una situación en la cual los cargos de gobernador provincial y de alcalde fueran ocupadas por una misma persona designada centralmente, ¡hay que remontarse al periodo anterior a 1960!
No obstante, la defensa del derecho del pueblo kurdo a elegir sus propios representantes y de los derechos políticos del HDP (Partido Democrático de los Pueblos) no puede, de ninguna manera, anular dos hechos censurables. Por un lado, el brazo sirio del movimiento guerrillero kurdo, el PKK, la organización política PYD y su ala militar YPG, sostuvieron una cooperación militar abierta y estrecha con las fuerzas armadas de los Estados Unidos durante los últimos años; un nivel de cooperación que, desde la posición adoptada por el bando kurdo, ya no puede seguir considerándose como táctica, sino que, por su propia naturaleza, debe considerarse como estratégica. Esto coloca todas las perspectivas futuras del pueblo kurdo de Siria bajo la influencia directa de las políticas del imperialismo estadounidense en Oriente Medio. Lo cual, por supuesto, no quiere decir que el movimiento kurdo se haya aliado con el imperialismo estadounidense contra Turquía. Sólo los social-chovinistas, cegados por su capitulación ante los intereses nacionales del estado burgués turco, pueden promover ese tipo de ideas, ya que la misma Turquía ha sido miembro de la OTAN durante toda la existencia de esa máquina de guerra imperialista, con excepción de los tres primeros años. Sin embargo, efectivamente significa que, en primer lugar, la noble causa de la lucha por el derecho a la autodeterminación del pueblo kurdo, disperso bajo el dominio de cuatro estados reaccionarios en Oriente Medio, Turquía, Irán, Irak y Siria, está siendo subordinada, en estos momentos, a las maquinaciones del imperialismo estadounidense; y, en segundo lugar, que el movimiento kurdo se está convirtiendo, cada vez más, en un peón de las políticas estadounidenses frente a los demás países de Oriente Medio. Esto puede acarrear graves consecuencias si se desata una guerra entre la alianza reaccionaria dominada por Estados Unidos, que incluye a Israel, Arabia Saudita y Egipto, por un lado, e Irán, por el otro. Es importante subrayar esto ya que los representantes de distintos rangos del movimiento kurdo, simplemente, ocultan este hecho detrás de un manto de frases "revolucionarias", tales como "sistema confederal", "democracia participativa", "comunas autogestionadas" y "micro políticas" en Rojava (literalmente, El Occidente), el nombre dado a la entidad política que se estableció en 2012 en el Kurdistán sirio. En resumen, el brazo sirio del PKK estuvo muy cerca de jugar el mismo papel pérfido que Barzani, del Kurdistán iraquí, ejecutó durante décadas.
El segundo aspecto tiene que ver con la línea política seguida por el líder histórico del PKK, Abdullah Öcalan, mantenido en una prisión de alta seguridad en una isla durante las últimas dos décadas, después de haber sido entregado por la CIA al estado turco en 1999. Dejando de lado su repudio total al marxismo en favor de una visión del mundo presuntamente anarquista, pero, en realidad, liberal-posmoderna, el líder del PKK ha impulsado una línea de apoyo a Recep Tayyip Erdogan, el hombre fuerte de Turquía, en forma solapada desde, por lo menos, el 2009 y, explícitamente, con declaraciones públicas nítidas y bien definidas, desde 2013. Hasta 2015, esta orientación política tenía como excusa la llamada política de "apertura" u "obertura", que supuestamente reconocería los derechos del pueblo kurdo dentro del marco político de un estado unitario; pero que fue, en los hechos, una apertura a los recursos petroleros del Kurdistán iraquí, bajo el control del clan Barzani. Ese año, después de perder las elecciones del 7 de junio, el gobierno del AKP cambió de táctica y comenzó una política de fuerte represión contra los kurdos, declarando toques de queda durante meses en muchas ciudades kurdas, varias de las cuales fueron arrasadas hasta los cimientos durante el proceso de "pacificación". El movimiento parlamentario y legal kurdo, en particular el HDP, también sufrió la represión a manos de Erdogan: en este momento hay, aproximadamente, 7000 presos políticos afiliados al HDP, encarcelados bajo el pretexto de colaboración con el PKK, incluyendo los copresidentes del partido, Selahattin Demirtaş y Figen Yüksekdağ, muchos ex parlamentarios, decenas de alcaldes y concejales, una gran cantidad de periodistas e intelectuales, y muchos dirigentes y militantes del partido. Además, desde el fallido golpe de estado del 15 de julio de 2016, Erdogan, al darse cuenta de cuán aislada y débil era su posición, ha tenido que establecer alianzas con el partido fascista MHP y, quizás lo más importante, con la plana mayor de las fuerzas armadas. Esto alienta una actitud aún más agresiva hacia el movimiento kurdo.
A pesar de esta nueva política llevada a cabo por Erdogan durante los últimos cuatro años, que ha borrado por completo cualquier atisbo de progreso adquirido por el pueblo kurdo durante el período de la llamada "apertura", Öcalan salió a escena antes y durante las elecciones municipales de esta primavera, y también en la repetición de las elecciones para Estambul a principios del verano, haciendo declaraciones públicas por primera vez en años, y afirmando que su postura política de 2013 continuaba vigente. Esto sólo puede ser tomado como una política de apoyo al AKP en tiempos difíciles, cuando estaba luchando por retener los municipios de las ciudades más grandes de Turquía, ciudades en las cuales también residen millones de kurdos.
Para completar el cuadro, debe agregarse que Selahattin Demirtaş, el principal líder del HDP, que ahora se encuentra encarcelado, siempre impulsó una línea distinta, criticando a Erdogan después de los eventos de Gezi en 2013. Sin embargo, en lugar de una política de alianza con la clase obrera y la izquierda en general, su política ha sido, en conjunto con las corrientes de izquierda que han caído en el seguidismo al HDP desde 2011, de apoyo al CHP, el principal partido de oposición de centro-izquierda que, bajo su orientación actual, mantiene una estrecha colaboración con el imperialismo de EEUU y de la UE, y ha puesto en pie un frente de fuerzas que se extiende a lo largo de todo el espectro político: desde un partido separatista miembro del movimiento fascista oficial, hasta el movimiento kurdo. De hecho, una de las razones detrás de la reciente destitución de los tres alcaldes kurdos es, precisamente, dar un golpe a esta frágil alianza. ¡El partido fascista separatista no ha levantado un dedo contra la flagrante violación de los derechos del pueblo kurdo a elegir a sus propios representantes locales!
A pesar de todo esto, el DIP continúa defendiendo los derechos del pueblo kurdo, incluyendo un apoyo inequívoco a su derecho a la autodeterminación. El DIP y la tradición política bajo la cual fue constituido, incluso antes de la fundación partidaria, siempre ha estado a la vanguardia de los sectores de la izquierda turca que mostraron solidaridad con el pueblo kurdo y reconocieron explícitamente su derecho a la autodeterminación. Nuestro partido incluso ha saludado el surgimiento de Rojava como una entidad autónoma en Siria. Sin embargo, luego de largos años de colaboración y apoyo crítico al movimiento de liberación kurdo, que tuvo manifestaciones en las luchas cotidianas, las contribuciones periodísticas y las alianzas electorales, debe considerarse la orientación política actual, de alianza con el imperialismo, junto con el apoyo dado a Erdogan, como un abandono de los objetivos históricos del movimiento. El DIP considera que la causa de liberación kurda necesita una reorientación y renovación radical, y cree que esto podrá alcanzarse sobre la base de un programa y una política basados en el proletariado kurdo y los pobres urbanos y rurales, contemplando las cuatro partes del Kurdistán en toda su extensión.
El régimen despótico en Turquía comenzó a nombrar administradores fiduciarios para las ciudades kurdas durante las elecciones locales y rechazó convalidar los mandatos de algunos de los alcaldes electos del HDP, utilizando un decreto legal de estado de emergencia como excusa para removerlos de sus cargos (es decir, victimizándose con decretos estatutarios arbitrarios). Hoy, los alcaldes de Diyarbakir (Selçuk Mızrakli), Van (Bedia Özgökçe Ertan) y Mardin (Ahmet Türk) también fueron destituidos. Los gobernadores de las ciudades fueron nombrados como representantes sustitutos para los cargos de los alcaldes. Aunque estas remociones son medidas técnicas preventivas efectuadas durante los procedimientos legales, su lógica es claramente la misma que la de nombrar a un administrador fiduciario, y representa una continuación del estado de emergencia en las ciudades kurdas. De hecho, la destitución de estos alcaldes del cargo ha estado acompañada de una reclusión masiva de líderes y miembros de los partidos HDP y DBP.
Selçuk Mızrakli con 62,93 por ciento de los votos, Ahmet Türk con 56,42 y Bedia Özgökçe Ertan con 53,83 son, sin duda, representantes de la voluntad popular en sus respectivas regiones, y todos fueron electos con un porcentaje de votos que supera ampliamente el obtenido por Erdogan en las elecciones presidenciales. La destitución, ejecutada por el Ministerio del Interior designado por Erdogan, es injustificable. Lo que ha sido usurpado en estas ciudades es la voluntad popular.
Así como la quita de los fueros parlamentarios a los diputados del HDP allanó el camino hacia la opresión de toda oposición (incluido el CHP, que votó a favor de aquella medida), sería ingenuo pensar que las mencionadas destituciones sólo se limitarán a esas ciudades. Todavía sigue fresco el recuerdo de las amenazas de los funcionarios del AKP y de Erdogan contra los candidatos de la oposición en las elecciones de Ankara y Estambul, cuando les dijeron que "no los dejaremos trabajar, los retiraremos de sus cargos, los reemplazaremos por administradores". La tragedia de estos sucesos probará, una vez más, que la opresión del pueblo kurdo es un grillete que también esclaviza a los turcos. Un pronunciamiento opositor, en contra de estas destituciones, no sólo significa la solidaridad con estos alcaldes, con el HDP y con los pueblos de estas regiones; es, también, indispensable para la lucha por la liberación de todas las minorías nacionales y grupos étnicos.
Además, debe ser enfatizado el rol del imperialismo en la opresión del pueblo kurdo. No es casual que el nombramiento de los administradores haya ocurrido inmediatamente después del tratado sobre una zona segura con los Estados Unidos en la frontera siria. Una y otra vez, mientras buscaban un acuerdo con Turquía, los imperialistas estadounidenses y europeos prefirieron hacer la vista gorda con la opresión hacia los kurdos. Lo máximo que podrán hacer, tal como han hecho en el pasado, es declarar sus "preocupaciones”. Sin embargo, lo único que en verdad les preocupa es su propio interés. Así como los kurdos tuvieron que afrontar recientemente el precio de la expansión del espacio político de Barzani en Turquía, serán las mismas personas quienes deberán pagar hoy el precio de los acuerdos en Siria.
Al condenar la usurpación de la voluntad del pueblo kurdo, el Partido Revolucionario de los Trabajadores declara su compromiso de continuar la lucha por el pan y la libertad de todo el pueblo y de todas las naciones en unidad. Las destituciones no son las primeras cadenas colocadas contra la voluntad popular, y no serán las últimas. El mismísimo parlamento turco está engrilletado. Las cadenas que maniatan la voluntad popular en estas alcaldías son, naturalmente, una parte de este patrón. Hoy como ayer, la única opción posible, frente a cualquier mandatario que afirme estar con el pueblo, es regresar al seno del pueblo y continuar trabajando por una Asamblea Constituyente libre, sin prohibiciones ni barreras electorales, sin restricciones.
¡No a la usurpación de la voluntad del pueblo kurdo!
¡Viva la hermandad de los pueblos!
¡Paz con los kurdos, guerra a los Estados Unidos!
¡Muerte al imperialismo! ¡Muerte al despotismo! ¡Larga vida a la libertad!