Compañeras y compañeros del FIT-Unidad,
Desde el DIP (Partido Revolucionario de los Trabajadores de Turquía), estamos hablando desde un país que es casi un espejo exacto de la Argentina. Ustedes están saliendo del invierno yendo hacia la primavera, mientras que nosotros estamos dejando atrás el verano y avanzando hacia el invierno. Cuando ustedes están aún en cama nosotros despertamos, y vamos a la cama mientras ustedes aún están en medio de la tarde. Sin embargo, nuestros pueblos, la clase obrera, las grandes masas trabajadoras y los pobres, comparten exactamente la misma situación objetiva. El desempleo se dispara, la inflación los empobrece, los bajos salarios llevan a hambrunas, la represión policial golpea a los pobres y a los indigentes cuando levantan la voz, y la burocracia sindical se pone indefectiblemente del lado de la burguesía. En términos de crisis económica, camaradas, si dejamos de lado el caso tan especial de Venezuela, ustedes son el número uno del mundo, ¡pero nosotros los seguimos de cerca!
Pero en una cosa diferimos inmensamente. Ustedes en Argentina han creado a lo largo de los años un instrumento político que tiene el potencial de tener como objetivo la independencia de la clase obrera y de la población trabajadora frente a las diversas fuerzas que representan a la burguesía, mientras que la izquierda en Turquía está sufriendo un estancamiento que tiene causas profundamente arraigadas.
Argentina, de hecho, es quizás el único país del mundo donde la llamada "oposición radical" al dominio incuestionable del capital no aboga por un proyecto abiertamente reformista, sino que se declara revolucionaria, a diferencia de muchos casos, desde los traidores de Syriza hasta los renegados de la Demócratas Socialistas de Estados Unidos. Cualesquiera que sean nuestras diferencias sobre muchos temas, naturales en la tradición histórica del socialismo revolucionario, apoyamos el esfuerzo del FIT-U por lograr la independencia política de clase del proletariado argentino, que es el único camino para superar el sufrimiento infligido a las masas trabajadoras de todos los países, porque es la única forma de llegar a un poder obrero real, funcional y efectivo.
Durante años, los autoproclamados marxistas (los Tariq Ali y los Daniel Bensaïd y los Alex Callinico) y otros socialistas (los Chomsky y los Wallerstein) causaron una inmensa confusión dentro del movimiento socialista internacional al prestar su apoyo mediante declaraciones escritas con expresiones altisonantes a figuras tales como Lula, después de haber capitulado ante el FMI, hasta Tsipras de Syriza, cuya capitulación a la Troika fue preestablecida, una crónica de muerte anunciada [en español en el original] si es que alguna vez hubo una. Ahora es nuestro turno, el de los marxistas revolucionarios, de recomendar al socialismo internacional un frente de izquierda y de trabajadores, en cuyo declaración programática está el planteo de la toma del poder por parte de la clase obrera.
Todos somos conscientes, camaradas del FIT-U, que nuestros países están sumidos en sus respectivas crisis como resultado de la profunda crisis económica general del capitalismo mundial, lo que en el DIP llamamos la Tercera Gran Depresión, que tuvo lugar en septiembre de 2008 con el colapso de Lehman Brothers, el banco de Wall Street. También debemos ser conscientes de que esta depresión económica no es más que la manifestación del declive histórico del capitalismo, con la socialización y la consiguiente internacionalización de las fuerzas productivas que claman por una planificación central democrática a escala mundial, mientras que la propiedad privada capitalista erige una barrera insuperable en el camino de esta solución.
De ahí la amenaza de una nueva guerra mundial en el horizonte de la humanidad, con el imperialismo sintiendo la urgente necesidad de poner de rodillas a las nuevas potencias mundiales China y Rusia, una guerra mundial que aniquilaría no sólo a la humanidad, sino también a todas las especies vivientes, dados los medios de destrucción que ahora manejan los belicistas, a diferencia de cualquier otra vez en la historia de la humanidad. De ahí la gravedad de la catástrofe ecológica que está presente en nuestro planeta, irresoluble en las condiciones del capital que explota a la naturaleza como lo hace con el trabajo, sea lo que sea que nos muestre el "capitalismo verde" puesto en marcha a través de las Naciones Unidas.
De ahí, quizás lo más importante, es el resurgimiento de las tendencias barbáricas del capital financiero, del verdadero fascismo largamente dormido, en forma de un proto-fascismo del que no se atreve todavia a pronunciar su nombre, sino que trata de convencer a las masas de que los problemas que las persiguen no se derivan del capitalismo, sino de otros sectores de la clase obrera, los inmigrantes, los "violadores mexicanos" en los Estados Unidos de Trump o los "terroristas musulmanes" en la Europa de los Marine Le Pen y Salvini y Farage, y, por qué no, incluso los Boris Johnson, hasta llegar a los antisemitas del Privat Sektor, el Cuerpo Nacional (National Corps) y otros que no son tan tímidos como para no utilizar los símbolos nazis y exigen explícitamente la revisión de la historia a favor de Hitler en Ucrania, en esa Ucrania de los sucesos de Maidan, que incluso algunos izquierdistas aclamaban como una "revolución".
Queridos camaradas del FIT-U, esta tendencia ha llegado a sembrar las semillas del fascismo en países que están subordinados al imperialismo, países como el suyo y el nuestro. Desde Bolsonaro, en su vecino Brasil, hasta los Modi y los Duterte de Asia, el fascismo está en auge en casi todos los continentes. Otra clase de barbarie, que no es producto del auge del capital financiero, sino una reacción pervertida y envenenada a la naturaleza opresiva del sistema mundial del capital, son los movimientos sectarios takfiri en el mundo musulmán, que decapitan hombres, esclavizan mujeres, envenenan niños, queman las mezquitas de opositores, prohíben la música, destruyen esculturas, los Al Qaeda, los ISIS , los HTS, y los Boko Haram y los Al Shabaab de Asia, Oriente Medio y África, son espantosamente considerados por algunos de izquierdistas como fuerzas "progresistas", incluso "revolucionarias", y que necesitan el apoyo de los marxistas.
Frente a estas retrógradas y bárbaras tendencias creadas por el capitalismo del siglo XXI, las masas trabajadoras se han levantado con repugnancia, con esperanza y aspirando a un mundo mejor a través de toda una serie de rebeliones y revoluciones populares en todo el mundo. Los estallidos revolucionarios en su continente, desde el Argentinazo de 2001-2002 y los dos millones que se volcaron a las calles enfrentando el golpe de Estado contra Chávez en 2002, hasta las frustradas crisis revolucionarias bolivianas de 2003 y 2005, son anteriores a la Tercera Gran Depresión. Pero las revoluciones árabes de 2011, que comenzaron en Túnez y Egipto y se extendieron como un reguero de pólvora a todos los países árabes excepto unos pocos, a diferentes ritmos entre 2011 y 2013, marcaron para nosotros en el DIP el comienzo de la tercera ola de la revolución mundial en la historia del capitalismo. La cuenca mediterránea se convierte en el hogar para la revuelta y la revolución popular, la movilización de masas salta de Grecia y España a Turquía y los Balcanes, ¡incluso se llevó a cabo una sentada de dos meses en Tel Aviv, la capital de Israel, desde la cual se enviaron saludos al epicentro de la revolución mediterránea, la plaza Tahrir de El Cairo!
El movimiento Occupy Wall Street en Estados Unidos, que se extendió desde la ciudad de Nueva York a más de 50 localidades, y las protestas brasileñas de 2013 en 600 ciudades, fueron la expresión de la misma tendencia en el hemisferio occidental.
Luego vino una pausa, especialmente con el decrecer de la revolución árabe bajo los dos golpes de estado bonapartistas de Al Sisi en Egipto en 2013 y el avivamiento de los movimientos sectarios takfiri en Siria, por parte de los EE.UU y de las potencias reaccionarias regionales, que convirtieron una revolución fracasada (abortada) en una guerra civil. En ese momento las masas buscaban soluciones parlamentarias a sus problemas donde podían, desde Bernie Sanders y Jeremy Corbyn en el mundo angloamericano hasta Syriza, Podemos, Izquierda Unida en Portugal y la victoria de AMLO en México. Pero la marea ha cambiado una vez más de los métodos parlamentarios a los de la sublevación y la revolución.
El mundo árabe está de nuevo en ebullición, con rebeliones populares en Jordania, Túnez e Irak en 2018, la última al borde de un nuevo levantamiento popular (por no hablar del Irán no árabe) y las revoluciones actualmente en curso de Sudán y Argelia .
Las masas han comenzado a testear los límites una vez más, incluso en Egipto, donde la represión alcanza proporciones inconcebibles. En vuestro continente, Puerto Rico, con una marea humana que derribó al Gobernador, se une la indigente (desamparada) Haití, donde en estos mismos días las masas están en las calles por quinta vez en aproximadamente un año.
La humanidad, queridos camaradas del FIT-U, está luchando consigo misma. O la revolución y el socialismo o la barbarie. Contra esto, los revolucionarios debemos poner nuestros ojos en la declinación histórica del capitalismo y en el remedio para su barbarie: la dictadura del proletariado.
La política de identidad, la dilución detrás de banderas ecologistas y de género [“greenwashing” y “pinkwashing”], los partidos “verdes”, el pacifismo sin sentido - todos ellos estan divorciados de la clase obrera y son desviaciones de la lucha por la solución real, incluso palos en la rueda hacia el camino. El sufrimiento de los oprimidos, por supuesto, debe ser abordado y corregido, pero no de forma aislada de la política de la clase obrera. El giro de la izquierda internacional hacia la política de identidad es la causa fundamental de la popularidad de los Trump los Bolsonaro los Le Pen los Farage los Erdoğan los Orban y los Modi de este mundo. Debemos, queridos camaradas, insistir en la política de la clase obrera de tipo bolchevique, poner directamente en el centro de la escena la lucha del proletariado en todas sus manifestaciones, al tiempo que tratamos de reunir a todos los grupos oprimidos, desde las naciones y pueblos oprimidos hasta las mujeres y los homosexuales, en torno al proyecto hegemónico de un programa leninista de emancipación, dando al antiimperialismo el lugar central que merece en dicho programa.
Argentina es uno de los países, quizás el único por el momento, donde se puede lograr una hegemonía de la clase obrera en la lucha contra el capitalismo. A diferencia de todos los renegados de los Syrizas de todos los continentes, el FIT-U reivindica la herencia revolucionaria del proletariado internacional. Los instamos, queridos camaradas del FIT-U, a que persistan sin descanso en el camino del leninismo y la hegemonía obrera para terminar esta gran tarea que se han propuesto.
Nuestra causa es la misma causa. Las clases trabajadoras de nuestros países, y de todos los países, pueden realmente superar la miseria y la barbarie del capitalismo haciendo victoriosa la revolución mundial. Por eso su lucha es nuestra lucha.
Viva la lucha de la clase obrera argentina contra la explotación y opresión del capitalismo!
Viva la unidad del proletariado internacional!
Por el poder de la clase obrera en todas partes, emancipando a todos los oprimidos de su sufrimiento!
Viva la revolución mundial!
Viva la IV Internacional, la única verdadera heredera de la Internacional Comunista!
DIP
(Partido Obrero Revolucionario)
Turquía
3 de octubre de 2019